¡Hola! Hoy, después de mucho rato sin escribir, me sentí inspirado para contarte sobre un principio que desde hace un tiempo es parte de mi vida. Me ha ayudado a mantenerme positivo y a crecer.
Me emociona muchísimo poder compartir este principio contigo. Porque desde que lo pude identificar y poner en práctica, no sabes la abundancia que siento.
Un poco de contexto antes de empezar

Desde hace un tiempo me interesé por el estilo de vida minimalista y me aferré a la idea de viajar por el mundo buscando un lugar que me guste mucho para quedarme viviendo ahí.
Tal vez ahonde un poco más sobre esos temas en otros artículos.
El quid de la cuestión está en la practicidad que aporta el minimalismo en la portabilidad al momento de viajar por el mundo.
Sobre todo si no tienes una casa donde puedas mantener guardadas tus cosas.
La idea de que tu vida pueda caber en una maleta puede incomodar a muchos, pero a mi particularmente me genera mucha tranquilidad.
Menos es más.
Cuando te mentalizas en tener pocas cosas, que puedas llevar -casi- siempre contigo, ocurre un cambio casi mágico en tu mentalidad.
Empiezas a pensar en adquirir objetos de alta calidad.
«Obviamente con sus excepciones, los objetos más caros duran más y tienes que sustituirlos cada mucho tiempo»
Luego de este contexto, podemos pasar a definir algunos conceptos y más adelante te explicaré en qué consiste el principio de los mínimos.
La Felicidad material
Para algunos la felicidad son momentos, efímeros, temporales que van y vienen, como compartir una tarde agradable con amigos/familia, comer, viajar, emborracharse, reír a carcajadas, dormir… por lo tanto podríamos considerar conveniente decir que hay distintos tipos de felicidad.
La felicidad material la definiremos como: la tranquilidad de saber que contamos con los objetos esenciales para continuar en paz con nuestras vidas y enfocarnos en los otros tipos de felicidad.
Los objetos esenciales

Los objetos esenciales son los que, siguiendo la línea de la simplicidad, contribuyen con la sensación de avance en nuestro desarrollo profesional y personal, es decir, sentir que no nos falta nada.
Estos objetos y experiencias pueden variar de persona a persona.
De acuerdo con las actividades de cada quién, los objetos esenciales pueden ser un nintendo switch, comer rico, una computadora potente para poder hacer tareas de diseño, un horno para comer bien, entre otros que nos aseguren la sensación antes mencionada.

¿Qué pasa cuando tenemos en mente o lista muchos objetos esenciales por comprar? 🤔
No nos vamos a engañar. Vivimos en una sociedad que nos enseña a querer cosas que no necesitamos.
Cuando vemos en el colegio que nuestros compañeros tienen cosas y se les ve tan felices usándolas, es inevitable que nos sintamos atraídos a la idea de que podemos conseguir la misma satisfacción teniéndolos también.
Cuando tenemos una lista muy larga de cosas por tener podemos asumir que nos costará mucho tiempo y esfuerzo conseguirlo.
Es fácil sentirse desmotivado si consideramos que una vez compramos un objeto esencial, queremos ir por el siguiente, y así rápidamente la lista puede hacerse eterna e interminable.

Ajá, pero, ¿qué tal si los ordeno por prioridad? 😌
Ordenar por prioridad los objetos y experiencias esenciales que deseas te permitiría sentir alivio en el proceso de conseguir todos los objetos esenciales que puedes necesitar. ¿Cierto?
Cierto. Pero si nuestra prioridad se basa en el deseo podríamos arriesgarnos a que los primeros objetos esenciales que adquirimos no necesariamente nos faciliten conseguir los siguientes objetos esenciales.
Por ahora ordenarlos no necesariamente resuelve la situación.
Además, ordenarlos de una manera cambiante podría traerte más frustración. Mantendrías esa sensación de que nunca tendrás todo lo que necesitas.
¿Y si piensas en limitar la cantidad de objetos esenciales?.

Pero, Alejandro, ¿Cómo reconozco el límite?
No es fácil. Si todos reconociéramos nuestros objetos esenciales, y nos convenciéramos de que con ellos se puede progresar y mejorarlos o tener nuevas metas, el mundo estaría lleno de otros modelos de negocio.
Limitar la cantidad de objetos que necesitamos para sentirnos completos puede ser una tarea complicada para muchos.
Por lo tanto, te podrías hacer la siguiente pregunta:

¿Tus objetos esenciales te permiten seguir produciendo? O son solo de adorno
Este criterio es clave para empezar a explicar el principio de los mínimos.
¿Te has preguntado si los objetos esenciales en tu lista contribuyen con tu crecimiento personal y en consecuencia te permiten sentirte bajo control, y ser más productivo?
Esa lámpara de lava que siempre has querido tener desde pequeño, ¿de verdad te motiva a seguir trabajando para comprar mejores cosas?
Es probable que sí. No quiero que te sientas juzgado, pero vamos. Seamos realistas.
Si no tienes empleo y te hablan sobre trabajar por internet, pero no tienes una computadora propia, ¿no sería mejor ahorrar para una?.
No tiene que ser un mounstruo de computadora. Podrías arrancar con lo que consigas más rápido.
Más tarde, si la computadora prueba ser un objeto esencial, seguro pensarás en invertir en una mejor.
Aquí vemos nacer el principio de los mínimos.
El principio de los mínimos consiste en hacerle caso a tu conciencia para reconocer que necesitas una cantidad LIMITADA de objetos esenciales para poder producir mejores resultados sintiéndote bajo control, completo, tranquilo y en capacidad de seguir adelante sin necesidad de esforzarte demasiado o luchar.
Alejandro Hernández
La perspectiva es que al tener tus mínimos cubiertos, lo que sigue es extra, son razones para estar agradecidos con la abundancia que tenemos.
¿No has pensado en eso? Para alguien que desea tener TODO lo que tienen los demás, lógicamente esa paz o sensación de control es inalcanzable.
Porque no se ha detenido a escuchar a su conciencia de manera honesta y preguntarse: ¿de verdad necesito todo esto?.
Cuando eres capaz de ser consciente de que eres diferente a los demás en cuanto a tus objetos y experiencias esenciales, te deja de importar si coincide con las de los demás.
Si vives persiguiendo la satisfacción de tus mínimos, luego de tenerlos cubiertos abres los ojos para disfrutar de lo que la vida tiene para sorprenderte.

Entonces, Alejandro, ¿cómo lo puedo aplicar a mi vida? A mi no me interesan las computadoras y las cámaras como a ti.
Te haré una lista de preguntas que te podrían ayudar. Puedes hacértelas a ti mismo.
¿Cómo conseguir la felicidad material? Házte las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles son mis objetos / experiencias esenciales?
Haz una lista con objetos y experiencias que apuestas te harán sentir bajo control y tranquilo una vez los tengas.
- ¿Cuáles de ellos NO te ayudarían a ser productivo?
Si en tu lista hay objetos que sabes que a corto o mediano plazo no te podrían ayudar a producir más dinero, para seguir comprando otros esenciales, descártalos.
- Superficialmente, ¿se ve realizable? o de verdad crees que será una odisea conseguirlos
Ordénalos por importancia, según el porcentaje estimado de productividad que te aportarían. Descarta los que son inalcanzables a mediano plazo (por ejemplo una casa o un carro).
- Una vez tengas la lista de mínimos final, investiga lo más que puedas sobre ellos en internet.
Sí. Obsesiónate viéndolos e imaginando que ya los tienes y que ya eres productivo gracias a ellos. De esta manera cuando finalmente los adquieras no tendrás la sensación de que no aportan a tu proceso.
Sé que es un poco superficial la tarea.
Pero a mi me ha sido de demasiada utilidad trabajar con conciencia mis limitaciones y mis necesidades personales.
Compararse con otras personas es natural pero según la intención que tengas puede convertirse en un hábito tóxico.
Cuando tienes tus mínimos cubiertos, dejas de sentir envidia por los demás, dejas de lado esa sensación de incapacidad que generalmente compararse trae consigo.
Espero que este artículo te haya sido de utilidad. En mi Twitter @hernabreu puedes comentarme lo que quieras sobre este principio.
Te quiero mucho, espero que nos leamos en otra oportunidad.